La inteligencia emocional se define por:

• La auto-conciencia o capacidad de comprender su efecto en los demás, aprovechar sus fortalezas y admitir sus debilidades.

• La autogestión, que es poder controlar tus impulsos y evitar actuar precipitadamente.

• La motivación, que es encontrar la pasión para desafiarte a ti mismo y mantenerte optimista cuando las cosas se ponen difíciles.

• La empatía, o sea no solo escuchar a los que te rodean, sino realmente tratar de comprender su punto de vista.

• Y la comunicación social, como capacidad de gestionar las relaciones y expresar de forma productiva tus emociones.

En la práctica, para comprender la necesidad de un cliente, debemos entender de dónde vienen. Si es una frustración, ¿qué la causó?, si es incertidumbre, ¿cómo podemos educar para brindar confianza en nuestras recomendaciones? y si es una urgencia, ¿cuáles son las verdaderas prioridades para aliviar la urgencia?

Dentro de nuestra organización, la inteligencia emocional se traduce directamente en respeto por los demás, la valoración del tiempo de los demás, la comprensión de las necesidades de nuestros clientes y la operación bajo procesos alineados a esta premisa.

Otro valor de gran importancia que buscamos en el equipo es el compromiso de superación personal, y continuamente fomentamos una cultura de desarrollo personal, mejorando las fortalezas, superando las debilidades, saliendo de nuestras zonas de confort, manteniéndonos motivados, desafiándonos a nosotros mismos, encontrando claridad y un sentido de propósito, aprendiendo nuevas habilidades, que es en resumen amar lo que hacemos.

Queremos hacer las cosas bien, queremos vender productos en los que podamos sobresalir, estar orgullosos, marcar la diferencia en la vida de nuestros clientes, ganar admiración y respeto.

Buscamos identificar también lo que no queremos hacer. Como entrar en un proyecto en el que estamos condenados desde el primer día, porque no tenemos las habilidades adecuadas o no tenemos una manera de subcontratar con confianza las piezas donde necesitamos ayuda. Y lo último que queremos es engañar a un cliente con expectativas poco realistas o resultados imposibles.

Considerando que estos principios fundamentales son parte de cada miembro del equipo, nuestra esencia productiva se rige por cuatro importantes valores:

01. Una cultura de creatividad

• Para citar a Einstein, “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”. Y nosotros creemos que una mente creativa es la que formula mejores preguntas en lugar de la que da muchas respuestas. De nuestra cultura de creatividad sacamos la perspicacia que suele eludir a quienes siempre tienen todas las respuestas.

02. Ingenio

• La ingeniosidad radica en el centro de nuestro negocio. Integramos talento y actitud que inspira un pensamiento original y la concepción de nuevas ideas, que dan pie a explorar todos los caminos para alcanzar el crecimiento. Nuestro ingenio nos abre las puertas a un nuevo sentido de ideas que a menudo toman al cliente por sorpresa.

03. Innovación

• Acostumbrados a estar constantemente aprendiendo, somos inquisitivos por naturaleza y consideramos que es necesario que la innovación sea libre para experimentar, libre para desarrollar ideas en colaboración y libre para poder concebir todo lo que pueda ser posible.

04. Relaciones de confianza

• Nuestra mejor recompensa es la confianza de nuestros clientes. Y sabemos que eso va más allá de simplemente cumplir con nuestro deber.
  
  Se trata de convertir a nuestros clientes en socios para toda la vida, que se queden con nosotros no solamente por nuestros productos, sino también porque el valor y las habilidades que ofrecemos en nuestras relaciones comerciales. Sabemos escuchar, nos interesamos en los resultados de nuestros clientes y los apoyamos para que logren más. Siendo una compañía de tecnología, nos esforzamos por no perder la claridad que el negocio es simplemente personas interactuando con personas y que las herramientas más valiosas siempre serán las interpersonales.